22:00 SÓLIDA QUE NO NI NÓ



Laburo. Libreto aprendido. Los alumnos, no de primer grado ni de las salitas de menor edad, todo lo contrario, saben a qué juegan. Respaldados por la tutoría de un Maestro simple en sus conceptos, y sensato en sus decisiones, hace de este Uruguay una continuación del Mundial y de la Copa América. Suárez, Cavani y un doblete de Lugano, asistentes de lujo para una selección boliviana con buenos valores, pero que deberá sacar conclusiones de cara a lo que vendrá.
Casi que desde el vestuario la cosa estaba nivelada para el lado de la Celeste. Porque a los 3 minutos, Luisito Suárez apareció en todo su esplendor para abrir la cuenta, pescando una pelota muerta en el área chica para, de mediavuelta, fusilar a Arias.
El partido era todo del local, porque desde la elaboración colectiva, desde el conocimiento, cada uno cumplía a raja tabla sus funciones para colaborar en un todo compacto, sin complejos y aceitado en sus andar.
Lugano ordenaba, el termómetro en la mitad de cancha lo aportaban Arévalo Ríos y el Ruso Pérez, y arriba, se repartían el protagonismo entre Forlán, Cavani y Suárez. Hasta que, de golpe, la humilde Bolivia se encontró con lo impensado. El volante zurdo Rudy Cardozo, apareciendo por sorpresa a espaldas de Maxi Pereyra, marcaba el transitorio empate con poco ángulo ante el achique de Muslera y enmudecía el Centenario.
Pero la furia Charrúa fue y fue. Sin desesperarse, sabía que iba a caer de maduro el desnivel. Y llegó a los 25, con el Kaiser Diego Lugano ganando en lo alto y estableciendo una diferencia irremontable. Por peso individual y también en lo estructural, la Celeste fue más, y amplió valores con una escapada de Suárez por izquierda, y con un centro al fondo a espaldas de todos, puso su sello Edison Cavani con una palomita preciosa.
Un segundo tiempo innecesario. Porque Bolivia intentó, pero se topó contra su impericia y contra la solidez de la saga central uruguaya, comandada por Lugano y asistida por Diego Godín y Cáceres. El capitán y referente en esa zona, fue el encargado de sacarle el gol cantado sobre la línea a Godín y marcar su segundo gol en la tarde.
El resto del tiempo sólo permitió un descuento boliviano, cuando el juez peruano Carrillo vio un penal inexistente de Cáceres a Cardozo. El goleador Marcelo Martins, con mucha suerte, pudo finalmente vencer la estirada de Muslera para establecer cifras definitivas.


IVÁN ISOLANI