21:13 DE TANTA TRANQUILIDAD, LO TERMINÓ SUFRIENDO



Ganó regulando. A Boca no le sobró nada por propia voluntad. Lo tenía la partido en un puño, y sólo, solito se buscó el sufrir. En el horizonte Xeneize figura el ser el campeón, pero el cansancio o la propia conservación de lo que tiene, lo lleva en esta parte del torneo a bajar las revoluciones, a ceder su identidad bien ganada para mostrar credenciales típicas de su entrenador. Dejó agrandar a un rival que estaba chato por su propia irregularidad, y lo terminó padeciendo.
A los 9’, en la primera en la que se pudo desplegar el Burro Rivero por derecha, el Pochi Chávez lo habilitó para que el ex Chacarita mandara un centro preciso por lo bajo que superó a los marcadores en el retroceso, y encontró a Cvitanich por el fondo poniendo el botín para empujarla. Sin ser abrumadoramente superior ni tener contratiempos atrás, Boca era práctico, certero y preciso al momento de golpear en Mendoza.
Salvo Olmedo, los medio del Tomba pasaron inadvertidos. Mientras el 5 corría para cubrir los costados y cerrar espacios a espaldas del resto de los volantes que volvían trotando, el resto entraba en el raconto de toques, pero no aportaba en el ida y vuelta. A Villar el volver no estaba en los planes, entonces Rivero tenía campo y sorprendía al atacar en soledad por su sector, y Rojas, que tenía entre sus tareas la cobertura de Clemente, lo hacía pero perdía efervescencia cuando tenía que preocuparse por entrar en la circulación de la pelota para armar juego.
El Tomba adelantaba líneas, pero dejaba espacios claves que en el retroceso al Xeneize le convenía. Somoza, patrón del mediocampo y el tiempista para distribuir el primer pase. Los de afuera cumplían su papel en el circuito colectivo, mostrándose bien abiertos en el caso de Rivero y colaborando en la cobertura Erviti cuando Clemente pasaba al ataque.
A los 35’, un pelotazo a espaldas de Sigali para Cvitanich que lo encaró a Nico Sánchez para buscar su pierna fuerte, y el central no tuvo más que desestabilizarlo dentro del área. Pompei señaló el punto del penal y el Flaco Schiavi, a diferencia del partido con Vélez, la cruzó y aseguró el remate para estirar diferencias.
Boca reguló en el complemento, y se encontró con las falencias y carencias notorias del rival. El equipo tombino, irregular en su andar, no supo cómo acelerar y cómo  explotar el quedo del equipo Xeneize, que de a poco fue sintiendo el calor y fue bajando su presión y su dinámica.
Los cambios de Falcioni, lejos de devolverle movilidad al equipo, retrasaron al equipo y le dieron la chance al Tomba para que, además de tener la predominancia en la tenencia del balón, la chance de vulnerar el arco de Orión. Faltando diez para el cierre, Rojas la agarró como venía de media distancia, y clavó un tremendo zurdazo que pegó en el travesaño y se metió ante la estirada estéril de Orión. Un final innecesario para un puntero que se buscó el tener que pedir la hora.


IVÁN ISOLANI
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